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viernes, 18 de mayo de 2012

Tragicomedias.

El drama de la permanencia.

Si algo tiene el fútbol es la pasión, su grandeza se basa en detalles, como lo que ocurrió hace una semana. Mientras en Gijón llevaban días sin tenerlo claro, en Zaragoza creían en la épica remontada histórica del hidalgo andaluz Manolo Jiménez, mientras que en Vallecas se vivía un duelo a vida o muerto y en Vila-Real lo veían menos tensos pues a priori se le ponían las cosas de cara.

Pero un tanto cambia todo. En este caso el movimiento de marcador en Zaragoza propició un efecto dominó, donde el Tigre puso nota de su presencia con un gol de cabeza que dejaba KO al Villareal. Todo se decidía en un campo excepcional como es Vallecas con su afición apretando los dientes tanto como sus jugadores. Y el milagro llegó para el Rayo, provocó la incertidumbre en Granada, y sentó como una sentencia de muerte en Villareal.

Las imágenes que vivimos fueron extraordinarias, la alegría desbordada de un técnica que se desvive por su club de sus amores aunque este lo denuncie. El saber de aquel que desterraron de pueblos andaluces y cabalgó para triunfar en tierras mañas. La tranquilidad de los mermados. La tristeza reflejada en la cara habitual del entrenador en tierras del levante. Enormes emociones contenidas.

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